Breve espacio para que los pimientos leviten 

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La instalación consistió en elevar 42 pimientos rojos hasta la mitad del espacio sobre una superficie de agua, colgados bajo una manta de luz difusa.

"La peixera" es una sala muy particular, acristalada en casi todos sus lados y ubicada cerca de la calle, debajo del edificio del antiguo museo Art al Roc. Este espacio es el nexo entre la acera y la calle por un lado, y un paseo, un río y la montaña por el otro.

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Con la idea de exponer un elemento cotidiano (en este caso, los pimientos, "adoptados" del haiku de Matsuo Basho y Kikaku) para sacarlos de su contexto y así cambiar nuestra mirada hacia ellos, se creó un espacio dentro de otro espacio que contenía un momento: el momento en que alguien imaginó que los pimientos, si tuvieran alas, se parecerían a libélulas. Al mostrar los pimientos como una pieza de interés, atractiva, se les estaba dando "alas".

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La particularidad de esta experiencia no era solo ver los pimientos levitar, sino que, alrededor de la instalación, se generaban momentos infinitos dados por lo que sucedía en la obra misma y su relación con el exterior: los coches pasando a diferentes velocidades, personas caminando, perros, la luz cambiante del día, el fondo de la montaña, la brisa que los movía, los reflejos del agua y del vidrio que multiplicaban nuestra mirada desde planos horizontales y verticales.

Como era de esperar, los pimientos fueron mutando durante estas dos semanas, cambiando de forma, color y textura (uno cayó). El agua se evaporó, se ensució. Las personas que pasaban a diario los incorporaron como parte del paisaje durante ese tiempo y se dedicaron a observar esos cambios.

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Esta serie de fotos es el final del experimento. Congelé un momento congelado. Esta es mi versión de esa realidad que duró un "breve espacio".